El comercial que ligaba con la esteticista
Te voy a contar una historia que me contaron hace unos días.
Es real, o creo que es real. Te lo digo porque me la han transmitido.
Igual te ha pasado a ti o a alguna compañera algo parecido.
La historia es sencilla.
Un chico, comercial de productos de peluquería, al parecer le gustó una chica que trabajaba en una peluquería. Ella era la esteticista que colaboraba con ellas.
Siempre que visitaba el centro, intentaba en la medida de lo posible hablar con ella. Con sus compañeras como si no existieran, aunque era muy educado y correcto, las miradas siempre iban hacía la misma.
Intentaba entablar conversación con su “deseada”.
A veces lo conseguía y otras no.
Lo que, si hacía siempre, es que cuando salía de la peluquería relajaba la barriga. Desde que entraba, hasta que salía, que a veces se alargaba en el tiempo, metía la barriga para dentro.
Cuando salía, respiraba y la soltaba.
Él no era consciente, que, tras el escaparate, todas le miraban a ver su reacción.
¿Por qué te cuento esto?
No lo sé la verdad, me pareció divertido como el chico se esforzaba y el resto se reían. Cosas de la vida, nada más.
Te digo otra cosa, los negocios, como la vida, van de relaciones.
Profesional – cliente.
Cuanto más potente es la relación profesional – cliente, mejor para el negocio. No falla.
Cuanto más conectas, más fuerte la relación.
Cuanto más manual, más conectas.
Cuanto más conectas, más confianza, más ventas, más dinero.
Esto te lo digo, por la Escuela de estética oriental, donde si hay algo en los tratamientos que puedes aprender es la conexión que alcanzarás con tu clientela.
Estudias a tu ritmo y los tratamientos que quieras. Es cómo Netflix.
Que tengas un gran día
Luis
PD: Para las alumnas que estén en Escuela de estética oriental el 31 de octubre se llevan de regalo la ficha “fluctuación de peso” donde de manera resumida doy en una ficha, hábitos para que sigan las clientas y tengan más éxito con los tratamientos corporales. Todo desde el punto de vista de la medicina china.